Lo que El Mercurio no dice...
Sumilla: El Mercurio ha comenzado a contribuir a un acercamiento indispensable entre peruanos y chilenos al difundir que la frontera empieza en el punto Concordia según el Tratado de 1929.
Resulta meritorio y alentador que un prestigioso medio de prensa como El Mercurio de Chile haya hecho un esfuerzo de introspección y llegado a la conclusión que ciertas informaciones que ha estado difundiendo no se ajustan a la verdad (ver Otra vez El Mercurio...).
Y lo es con mayor razón aún que haya tenido la lucidez y el valor de empezar a cambiar de posición, difundiendo informaciones que, por el contrario, se acercan cada vez más a la verdad. Esperamos que pronto la verdad termine por brillar en todo su esplendor entre sus páginas.
En su edición del día 25 de noviembre último, El Mercurio ha publicado una nueva infografía titulada: El nuevo distrito fronterizo de Perú y qué dice el tratado de 1929 sobre el territorio en disputa.

La leyenda de esta infografía está dividida en dos partes. En la primera, El Mercurio glosa – sin mayor explicación lamentablemente – extractos de los dos artículos del Tratado de 1929 que son pertinentes a la delimitación de la frontera terrestre.
Y en la segunda, glosa un extracto del Acta Final de la Comisión de Límites que fue suscrita al término de los trabajos de demarcación, el 21 de julio de 1930, aunque sin nombrarla expresamente, así como un extracto de unas instrucciones que ambos gobiernos enviaron en términos idénticos a sus delegados en abril de 1930, pero sin explicar la necesidad de tal envío.
Examinemos, pues, qué dicen los extractos de los dos documentos mencionados, y luego veamos qué es lo que no se dice.
¿Qué dice el Tratado de 1929 firmado entre Chile y Perú?
Los dos artículos glosados parcialmente son el artículo segundo, que consigna la delimitación, es decir la descripción abstracta del trazado de la línea limítrofe que ambos países ha acordado al firmar este tratado; y el artículo tercero, que dispone la creación de una comisión mixta para que efectúe la demarcación. Veamos.
“Artículo Segundo.- … La línea divisoria entre dichas partes y, en consecuencia, la frontera entre los territorios del Perú y de Chile, partirá de un punto en la costa que se denominará “Concordia”, distante diez kilómetros al norte del puente del Río Lluta…”
El Mercurio ha resaltado en color rojo, con mucho acierto, que la frontera terrestre tiene su inicio en el punto Concordia, tal como lo establece textualmente el artículo glosado. El punto Concordia no es, pues, una invención reciente del Perú como se ha sugerido con inquietante insistencia en diversos medios chilenos.
Lo que El Mercurio no resalta, en cambio, es la decisión de los gobiernos firmantes de ubicar dicho punto de inicio a diez kilómetros del puente sobre el Lluta. Y esto es fundamental porque proscribe de antemano toda posibilidad de postular como inicial cualquier punto que esté a una distancia distinta de los diez kilómetros señalados.
Y es fundamental porque así como un punto de inicio a menos de diez kilómetros atentaría contra los derechos de Chile, un punto a más de diez kilómetros atentaría contra los derechos del Perú, y ambos supuestos serían, obviamente, violatorios del tratado. El punto de inicio acordado debe estar a diez kilómetros del referido puente. Ni más ni menos.
“Artículo Tercero.- … La línea fronteriza a que se refiere el inciso primero del artículo segundo, será fijada y señalada en el territorio con hitos, por una comisión mixta compuesta de un miembro designado por cada uno de los Gobiernos signatarios…”
En este caso, lo que El Mercurio ha resaltado en color rojo es que la línea fronteriza será “fijada y señalada” mediante la colocación de hitos. Y esto es correcto.
Pero lo que no resalta El Mercurio es que lo que será “fijado y señalado” con hitos es una “línea fronteriza” y esto es fundamental porque los hitos no son sino un medio para hacer visible dicha “línea fronteriza.” La frontera no son los hitos, es la línea que se hace visible mediante la colocación de hitos. Lo principal es la “línea fronteriza,” los hitos son lo accesorio.
La intención de El Mercurio es clara: inducir a pensar que la frontera empieza donde empiezan los hitos, tal como se puede apreciar en el pequeño gráfico con la sucesión de hitos desde el 1 al 12. Pero no es necesariamente así, como se verá más adelante.
La Comisión llegó al siguiente acuerdo
“La línea de frontera demarcada parte del Océano Pacífico en un punto en la orilla del mar situado a diez kilómetros hacia el noroeste del primer puente sobre el río Lluta de la vía férrea de Arica a La Paz… (…)”
Detengámonos en esta primera proposición. Nada sugiere en este texto que el punto de inicio de la frontera sea el Hito 1. Muy por el contrario, se consigna textualmente que “parte del Océano Pacífico en un punto en la orilla del mar.” Esto significa claramente que la “línea fronteriza” tiene su inicio en las aguas del océano y no en un monumento tierra adentro.
Pero más importante aún es lo que El Mercurio omite glosar. Esta proposición concluye con la frase “… y termina en la cordillera andina en el hito quinto de la antigua línea divisoria entre Chile y Bolivia.”
En buena cuenta, la “línea fronteriza” empieza en un punto y termina en un hito. No empieza en un hito, verbigracia el Hito 1, sino en el Océano Pacífico.
Si el Hito 1 hubiera sido realmente el inicio de la frontera, nada hubiera impedido que así se consigne en el Acta Final, pero eso no ocurrió pues era claro para los Gobiernos del Perú y Chile en aquel entonces que la "línea fronteriza" empezaba "en un punto" - el punto Concordia - y no en el Hito 1.
Continuemos con la segunda proposición de este primer extracto: “Para fijar definitivamente la aludida línea de frontera entre Perú y Chile sobre el terreno, se han colocado o establecido hitos… (…)”
El texto resaltado por El Mercurio pretende, obviamente, poner en relieve la función desempeñada por los hitos, pero acabamos de señalar por qué los hitos no son lo principal sino tan sólo lo accesorio, cuya única función es hacer visible el trazado de una “línea fronteriza.”
Lo que El Mercurio no dice…
La segunda parte de la leyenda concluye con el siguiente texto: “Finalmente, los Ministerios de Relaciones exteriores de ambos estados acordaron establecer que el Hito 1 se ‘colocará en cualquier punto del arco, lo más próximo al mar posible, donde quede a cubierto de ser destruido por las aguas del océano’.”
Este texto merece una explicación más amplia, pues no forma parte del Acta Final de la Comisión de Límites suscrita el 21 de julio de 1930.
Proviene de un tercer documento que los lectores de El Mercurio deberían tener a la vista, junto con el Tratado de 1929 y el Acta Final señalada, para entender a cabalidad cómo fue demarcada la frontera terrestre entre el Perú y Chile.
Recordemos muy brevemente que al inicio de la demarcación se produjo en la Comisión de Límites un desacuerdo sobre la ubicación precisa del punto Concordia, puesto que el punto señalado por el artículo segundo del Tratado de 1929 se ubicaba a una distancia considerable de la costa (punto N).

El delegado peruano (Federico Basadre) sostuvo que se debía trazar un arco de círculo de diez kilómetros de radio con centro en el puente sobre el río Lluta (línea en azul), de manera que el punto Concordia esté situado en su intersección con la orilla del mar y todos los puntos sobre el arco estén a la distancia indicada el puente citado.
El delegado chileno (Enrique Brieba), en cambio, planteó que era imposible usar el puente como referencia y sostuvo que había que unir con el mar el punto identificado al inicio de los trabajos siguiente el paralelo geográfico correspondiente (línea en rojo).
Los gobiernos examinaron el desacuerdo y acordaron que el trazado debía ser hecho según la propuesta del delegado peruano. Para ello acordaron enviar a ambos delegados instrucciones de idéntico tenor en abril de 1930, lo que permitió concluir los trabajos en julio de ese año.
En efecto, los gobiernos acordaron instruir a sus delegados respectivos que “se trazará, hacia el Poniente, un arco de diez kilómetros de radio, cuyo centro estará en el indicado puente y que vaya a interceptar la orilla del mar, de modo que, cualquier punto del arco, diste 10 kilómetros del referido puente del ferrocarril de Arica a La Paz sobre el río Lluta. Este punto de intersección del arco trazado, con la orilla del mar, será el inicial de la línea divisoria entre Chile y el Perú.”
Acordaron asimismo, que “se colocará un hito en cualquier punto del arco, lo más próximo al mar posible, donde quede a cubierto de ser destruido por las aguas del océano.”
Lo que El Mercurio no les dice a sus lectores es que, mediante este acuerdo de abril de 1930, el Perú y Chile acordaron entonces que el inicio de la frontera terrestre sería la intersección del citado arco con la orilla y que el hito más próximo al mar debía ser colocado a cierta distancia tierra adentro para que no sea “destruido por las aguas del océano.”
Y esto sólo puede significar que el hito más próximo al mar – el Hito 1 – no fue deliberadamente colocado en la intersección del arco con la orilla del mar – punto Concordia – debido precisamente al oleaje marino.
Insistir en que la frontera se inicia en el Hito 1 y no en la intersección señalada es desconocer lo que los Gobiernos del Perú y Chile acordaron en abril de 1930, así como desafiar las normas más elementales de la lógica.
En síntesis, el punto de inicio de la frontera debe estar, necesariamente, a diez kilómetros del puente sobre el Lluta, condición fundamental que el propio tratado impone y que sólo se verifica en la medida que se sitúe sobre el arco acordado en abril de 1930.
Consecuentemente, el territorio que se extiende al norte de la "línea fronteriza" que se inicia en el punto Concordia es exclusiva e incuestionablemente peruano, así como aquel que se extiende al sur de dicha línea pertenece a Chile.
No escapará a ningún lector de El Mercurio que insistir en que la frontera terrestre tiene su inicio en la intersección del paralelo que pasa por el Hito 1 con la orilla del mar, tal como figura en el gráfico titulado “Acercamiento al sector del Hito 1” en la infografía en comentario (línea en amarillo), equivale a una clara violación del artículo segundo del Tratado de 1929.
Comentario final
El Mercurio ha hecho un gran esfuerzo al publicar esta infografía. Su publicación confirma que el punto Concordia no es una invención reciente del Perú sino un punto expresamente establecido por el Tratado de 1929 como inicio de la frontera terrestre delimitada por dicho acuerdo peruano-chileno.
Su infografía también contribuye a demostrar que el punto de inicio de la línea fronteriza tiene que estar situado, por necesidad jurídica, en la orilla del mar y a una distancia de diez kilómetros al noroeste del puente sobre el río Lluta, condición fundamental que sólo el punto Concordia satisface plenamente y no así la intersección del paralelo del Hito 1 con la orilla, por encontrarse a una distancia mayor del referido puente.
Sería bueno, por no decir excelente, que El Mercurio divulgue próximamente el tenor completo de las instrucciones idénticas mediante las cuales los Gobiernos del Perú y Chile transmitieron a sus delegados el acuerdo al que llegaron sobre la ubicación precisa del punto Concordia.
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