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Regreso de(l) embajador

Publicado: 2016-01-17

Sumilla: El retorno de los embajadores del Perú y Chile a sus respectivas sedes es importante, pero también lo es el respeto a los tratados vigentes y las sentencias internacionales.

No pasaron ni tres días de su último editorial, en que El Mercurio compartió con sus lectores una serie de asertos que sólo podían ser calificados como contradicciones chilenas (leer aquí), tal como se hizo notar en el comentario correspondiente, y dicho rotativo chileno volvió a la carga para acusar al Perú de supuestos “agravios” que “dañan severamente” las relaciones con Chile, y cuestionar la decisión de su gobierno de disponer el retorno de su Embajador a Lima.

En su editorial Regreso de embajador (leer aquí), publicado el día 8 de enero en curso, El Mercurio sigue una línea similar que el anterior en cuanto a las contradicciones e imprecisiones en que incurre, que siembra más confusión que comprensión entre sus lectores. Se diferencia de aquel, sin embargo, en que está redactado en un lenguaje que parecería estar orientado a sabotear los esfuerzos que hace su propio gobierno por rencauzar las relaciones entre el Perú y Chile por la vía diplomática, al haber dispuesto el retorno de su embajador a Lima. Veamos.

En efecto, El Mercurio ha vuelto a insistir en la idea absurda que el Perú habría pretendido “incluir territorio chileno” en el nuevo distrito La Yarada-Los Palos en la provincia de Tacna, tal como lo infiere de lo que denomina “la mención arbitraria del Punto Concordia o 266, como inicio de la frontera terrestre con Chile.”

(No perderemos el tiempo de nuestros lectores con la referencia al número “266,” que ni siquiera figura en la ley que crea el distrito La Yarada-Los Palos.)

Lo curioso es que El Mercurio glosa textualmente en su infografía del 25 de noviembre último el artículo segundo del Tratado de 1929 que dispone que “la frontera entre los territorios del Perú y Chile, partirá de un punto en la costa que se denominaría “Concordia,” distante diez kilómetros al norte del puente del río Lluta,” para luego, menos de un mes más tarde, calificar como “arbitraria” la referencia al punto Concordia. ¿No es esto confundir a sus propios lectores?

Es por ello que no se puede acusar al Embajador del Perú en Chile de haber hecho "inoportunas declaraciones limítrofes" a la salida de La Moneda, como insiste en hacerlo El Mercurio en este editorial, sólo por haber hecho referencias a un tratado de límites que vincula a los dos países, cual es el caso del Tratado de 1929. ¿O es esto lo que El Mercurio entiende por respeto a los tratados vigentes?

Por otro lado, El Mercurio agrega que, con posterioridad a la creación de La Yarada-Los Palos, “desafiando la demarcación, un grupo de militares peruanos se hizo presente en el aludido Hito 1,” lo que sugiere claramente que dichos militares habrían cruzado la frontera e ingresado a territorio chileno.

Y sin embargo, tanto el Ministro del Interior como el Canciller de Chile se apresuraron en asegurar que los militares peruanos no cruzaron la línea de frontera. Total, ¿en qué quedamos?

Menciona también El Mercurio que el Presidente del Perú firmó un decreto declarando el año 2016 como el “Año de la consolidación del Mar de Grau,” lo que considera un "concepto contrario a la Convención del Mar” en tanto no distingue entre los diversos espacios marítimos definidos por dicha convención.

Lo que, más bien, El Mercurio no atina a distinguir, en su afán de criticar al Perú, es la diferencia entre una norma jurídica y una simple denominación que carece de efectos jurídicos y que, por añadidura, cambia cada año. En tal sentido, la denominación “Año de la consolidación del Mar de Grau” no tiene – ni podría tener – nada que ver con la Convención del Mar y, por ello, menos aún podría ser considerado un “concepto contrario” a dicha convención internacional. ¿No es esto confundir a los lectores?

¿Son todos éstos eventos que podrían ser legítimamente calificados como “agraviantes,” como lo pretende El Mercurio en este editorial? En modo alguno, como acabamos de ver. Lo único realmente agraviante – y en perjuicio de sus propios lectores – es su insistencia en difundir informaciones tergiversadas y reñidas con la realidad que sólo siembran confusión, además de una inexplicable animadversión entre peruanos y chilenos.

El Perú ha manifestado siempre su mejor disposición a tratar sus diferencias con sus vecinos por la vía diplomática, que es la manera más civilizada y razonable de resolverlas, sin perjuicio del recurso a otras vías de solución pacífica de controversias cuando un entendimiento no es posible a pesar de la buena fe.

En tal sentido, el retorno de los Embajadores a sus respectivas sedes diplomáticas es un paso indispensable para fomentar el entendimiento entre los dos países. Pero no es el único. También lo es el respeto a los tratados vigentes y a las sentencias de órganos jurisdiccionales internacionales, lo que naturalmente debe excluir editoriales con informaciones tergiversadas y términos "agraviantes."


Ver otros artículos míos sobre el tema (haciendo clic en el título)

Contradicciones chilenas

El Corredor Boliviano: una entrevista a José Rodríguez Elizondo en el Perú

Lo que El Mercurio no dice...

“Triángulo terrestre”: Chile desconoce una sentencia de su propio Tribunal Constitucional

Otra vez El Mercurio...

No es cuestión de coordenadas....

El Mercurio y su "visión" del "triángulo terrestre"

A propósito de la promulgación de la ley que crea el distrito La Yarada-Los Palos

El punto Concordia y la creación del distrito La Yarada - Los Palos en Tacna


Escrito por

Hubert Wieland Conroy

Magister en Derecho Constitucional. Diploma de Estudios Superiores en Relaciones Internacionales de la Universidad de Ginebra.


Publicado en

La pluma inquieta

Reflexiones constructivas sobre temas diversos.